Durante años, a muchos pacientes que seguían con dolor después de una cirugía de columna se les dijo que sufrían un “síndrome de espalda fallida”. Un término desafortunado, tanto por su connotación como por su falta de precisión clínica. Bajo ese nombre se agrupaban múltiples realidades distintas: fibrosis epidural, radiculopatías persistentes, discopatía adyacente, dolor neuropático mal tratado, incluso abordajes quirúrgicos inadecuados o excesivamente invasivos.
Pero el dolor que persiste tras una cirugía no siempre es fruto de un “fracaso”. En 2021, un grupo de expertos internacionales liderado por Deer et al. propuso un cambio necesario: redefinir esta entidad con un enfoque más científico y respetuoso. Así nació el concepto de Persistent Spinal Pain Syndrome Type 2 (PSPS-T2), publicado en Pain Medicine y respaldado por sociedades como NANS o INS
Este nuevo marco clínico no solo elimina el estigma del “fallo”, sino que permite clasificar mejor a los pacientes, facilitar el acceso a tratamientos avanzados como la neuromodulación, y dar respuesta terapéutica desde un enfoque multidisciplinar.
El dolor persistente después de una intervención lumbar puede tener múltiples orígenes:
-Fibrosis epidural y adherencias que atrapan raíces nerviosas
-Discopatía degenerativa adyacente no tratada
-Radiculopatía persistente o lesiones neurogénicas incompletamente resueltas
-Atrofia y disfunción muscular, especialmente del multífido
-Sensibilización central y neuroinflamación
-Factores psicosociales como ansiedad, catastrofismo o dolor centralizado
Muchos de estos factores coexisten. Por eso, el abordaje debe ser individualizado y basado en imagen, fisiopatología y respuesta previa.
-Cirugías previas con abordajes múltiples o instrumentación extensiva
-Radiculopatía crónica mal tratada antes de operar
-Ausencia de rehabilitación precoz
-Estados emocionales alterados o dolor centralizado
-Estilo de vida sedentario, tabaquismo, obesidad
Aunque no siempre, existen medidas preventivas basadas en evidencia:
En nuestra consulta, el enfoque es personalizado y se basa en combinar medicina regenerativa, neuromodulación y técnicas mínimamente invasivas. Estos son los tratamientos con mayor respaldo científico:
✅ Alta evidencia clínica
Neuroestimulación medular (SCS)
Electrodos colocados en el espacio epidural que bloquean la señal de dolor en la médula. Indicada en dolor neuropático bilateral o difuso. Estudios controlados muestran mejoría significativa en calidad de vida y reducción de opioides【1】.
Estimulación del ganglio de la raíz dorsal (GRD)
Ideal en dolor unilateral y focal (como la ciática crónica en una pierna), especialmente si no afecta a más de 2–3 raíces. Los electrodos se colocan sobre los ganglios L4, L5 o S1, con mayor precisión que en la SCS convencional【2】.
Epidurolisis dirigida con catéter y radiofrecuencia pulsada (Pulstrode™)
En pacientes con fibrosis epidural documentada por imagen, se emplea un catéter mecánico para disolver adherencias y aplicar radiofrecuencia pulsada. Mejora función, dolor y capacidad de marcha【3】【4】.
Ozonoterapia epidural
Por vía interlaminar o caudal. Tiene efecto antiinflamatorio y antioxidante. Mejora la movilidad y el dolor en pacientes con discopatía o fibrosis leve【5】.
Bloqueos selectivos y radiofrecuencia pulsada radicular
En radiculopatía residual leve o como tratamiento puente antes de una terapia más avanzada.
Rehabilitación neuromuscular
Ejercicios de control motor, activación del multífido y entrenamiento funcional. Imprescindible tras neuromodulación o infiltraciones【6】.
✨ Terapias emergentes y complementarias
PRP (plasma rico en plaquetas)
En estructuras paravertebrales, ligamentos interespinosos o áreas degeneradas. Potencial efecto regenerador. Su uso en PSPS-T2 es aún limitado pero prometedor【7】.
Células madre mesenquimales
Investigadas para degeneración discal adyacente. En fase experimental.
Terapias conductuales y neuroeducación
Mindfulness, terapia cognitivo-conductual, reentrenamiento del dolor. Claves en dolor centralizado y catastrofismo.
¿Y la epiduroscopia?
La epiduroscopia es una técnica endoscópica que permite visualizar directamente el espacio epidural. En algunos centros se emplea como herramienta diagnóstica o terapéutica para guiar la epidurolisis. Sin embargo, en los artículos revisados, su uso no se presenta como primera línea frente a la epidurolisis percutánea con catéter mecánico, que ofrece similar eficacia con menor complejidad técnica【8】【9】.
Conclusión
El dolor persistente tras una cirugía lumbar no es una condena ni un fracaso. El PSPS-T2 es una entidad reconocida que requiere un enfoque actualizado, empático y basado en ciencia. En nuestra unidad del dolor, aplicamos una estrategia personalizada que combina experiencia clínica, tecnología y humanidad para devolver al paciente su funcionalidad y bienestar.
Bosscher HA, Heavner JE. Lysis of adhesions and epiduroscopy: a review. Pain Physician. 2010;13(3):E231-E240. PMID: 20495597. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/20495597/
Kumar K, Taylor RS, Jacques L, Eldabe S, Meglio M, Molet J, et al. Spinal cord stimulation versus conventional medical management for neuropathic pain: a multicentre randomised controlled trial in patients with failed back surgery syndrome. Pain. 2007;132(1-2):179–88. PMID: 17349772. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/17349772/
Deer TR, Grigsby E, Weiner RL, Wilcosky B, Kramer JM, Pope JE. A prospective study of dorsal root ganglion stimulation for the relief of chronic pain. Neuromodulation. 2013;16(1):67–71. PMID: 23252894. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23252894/
Manchikanti L, Pampati V, Cash KA, et al. Role of mechanical epidural adhesiolysis in managing lumbar post surgery syndrome: a systematic review. Pain Physician. 2016;19(6):E939-E962. PMID: 27702789. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27702789/
Gyorfi M, Brill S, Al-Kaisy A, et al. Pulsed radiofrequency of the epidural space (Pulstrode): a new approach for managing PSPS-T2. J Pain Res. 2023;16:1449–1458. PMID: 37035491. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/37035491/
Magalhaes FN, Dotta L, Sasse A, Teixeira MJ, Fonoff ET. Ozone therapy as a treatment for low back pain secondary to herniated disc: a systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. Pain Physician. 2012;15(2):E115-129. PMID: 22430691. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22430691/
Dankaerts W, O’Sullivan P, Burnett A, Straker L. Spinal segmental instability in low back pain: clinical assessment and therapeutic relevance. Man Ther. 2006;11(2):112-9. PMID: 16213251. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/16213251/
Akeda K, Ohishi K, Masuda K, et al. Intradiscal injection of autologous platelet-rich plasma for discogenic low back pain: a prospective clinical trial. Spine. 2017;42(8):622–628. PMID: 27820709. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27820709/
Manchikanti L, Malla Y, Wargo BW, Cash KA, Pampati V, Fellows B. Comparative effectiveness of fluoroscopic caudal epidural injections with or without steroids in managing chronic low back and lower extremity pain. Pain Physician. 2012;15(3):E199–E213. PMID: 22622911. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/22622911/