La radiofrecuencia es un procedimiento mínimamente invasivo que utiliza corrientes de alta frecuencia para generar calor controlado en los tejidos, con la finalidad de interrumpir la transmisión nerviosa o modular la percepción del dolor.
De forma general disponemos de básicamente dos tipos de radiofrecuencia para el tratamiento del dolor crónico. Por una parte, la radiofrecuencia térmica/convencional/ablativa, que mediante una elevación de la temperatura da lugar a una termocoagulación de los tejidos circundantes y por tanto a una neuroablación (desnaturalización y necrosis del tejido).
Y, por otro lado, la radiofrecuencia pulsada o neuromoduladora que busca la neuromodulación mediante los efectos del campo eléctrico no dependiendo de la temperatura.
Durante el procedimiento de radiofrecuencia, se utiliza una aguja especial guiada por imágenes, como la fluoroscopia o ecografía, para llegar con precisión a los nervios afectados.
Una vez colocada correctamente, se aplica energía de radiofrecuencia para lesionar de manera selectiva las fibras nerviosas responsables del dolor, bloqueando así la transmisión de las señales dolorosas al cerebro.
La radiofrecuencia se utiliza comúnmente para tratar diversas condiciones de dolor crónico, incluyendo:
Es importante destacar que cada paciente y su condición de dolor crónico son únicos, por lo que es fundamental una evaluación individualizada para determinar si la radiofrecuencia es el tratamiento adecuado.
La duración del alivio del dolor después del tratamiento con radiofrecuencia varía de un paciente a otro. En general, se espera que el alivio del dolor dure de varios meses a más de un año, lo que puede brindar un alivio significativo y mejorar la calidad de vida del paciente.
En algunos casos, pueden ser necesarios tratamientos de radiofrecuencia adicionales o complementarios para mantener el alivio del dolor a largo plazo.
La radiofrecuencia ofrece varios beneficios como tratamiento del dolor crónico, entre ellos:
Es importante tener en cuenta que, si bien la radiofrecuencia puede ser una opción de tratamiento efectiva, no es adecuada para todos los pacientes o todas las condiciones de dolor crónico. Es necesario que un médico especialista en Unidad del dolor y Anestesiología evalúe la situación individual de cada paciente y determine la idoneidad del tratamiento.