La Neuralgia del Trigémino (NT) es una de las formas más intensas de dolor conocidas por la medicina.
Gracias a los avances en medicina del dolor intervencionista y medicina regenerativa, hoy es posible aliviar el dolor sin destruir el nervio, combinando precisión diagnóstica, tecnología y terapias biológicas personalizadas.
El tratamiento actual de la Neuralgia del Trigémino busca controlar el dolor, preservar la función y reparar el nervio afectado.
Hoy, los avances en medicina del dolor permiten obtener resultados duraderos sin recurrir a cirugía abierta.
El abordaje ideal es personalizado y escalonado, combinando tratamientos farmacológicos, neuromodulación por radiofrecuencia y terapias regenerativas que promueven la recuperación nerviosa.

El tratamiento farmacológico es la primera línea terapéutica y busca estabilizar la excitabilidad del nervio trigémino.
Los bloqueadores de canales de sodio siguen siendo el estándar internacional:
· Carbamazepina (CBZ): fármaco de referencia (evidencia nivel A). Alivio en >80 % de los casos.
o Precauciones: control de sodio, hemograma y función hepática.
o Efectos secundarios: mareo, somnolencia, visión borrosa, hiponatremia o reacciones cutáneas graves (síndrome de Stevens-Johnson).
· Oxcarbazepina (OXC): igual de eficaz, mejor tolerancia neurológica y digestiva.
· Gabapentina / Pregabalina: útiles para el dolor continuo entre crisis.
· Baclofeno / Lamotrigina: adyuvantes en pacientes refractarios o con intolerancia a las opciones previas.
Hasta un 30–40 % de los pacientes desarrolla refractariedad o efectos secundarios limitantes. En esos casos, el tratamiento debe dirigirse directamente al ganglio trigeminal mediante técnicas mínimamente invasivas.
(Radiofrecuencia + Medicina Regenerativa)
Durante décadas, la radiofrecuencia térmica (RF convencional) fue la técnica estándar para la Neuralgia del Trigémino refractaria.
Aunque efectiva, su naturaleza neuroablativa puede provocar alteraciones sensitivas persistentes.
Hoy, las técnicas de radiofrecuencia pulsada (PRF) —en especial las de alto voltaje— y su combinación con terapias regenerativas autólogas han redefinido el abordaje, ofreciendo igual eficacia con menor riesgo y efecto reparador.
·La radiofrecuencia térmica (70–80 °C durante 60–90 s) provoca una lesión controlada en el ganglio de Gasser, interrumpiendo la transmisión del dolor.
Su eficacia inicial supera el 90 %, con alivio mantenido en el 60 % de los pacientes a 5 años.
Sin embargo, entre un 8–25 % puede desarrollar parestesias o debilidad del masetero, y en raros casos anestesia dolorosa.
Por ello, actualmente se reserva para casos muy refractarios o en los que otras opciones han fracasado.
La radiofrecuencia pulsada (PRF) actúa de forma muy diferente: no destruye el nervio, sino que modula su actividad eléctrica y reduce la inflamación neurogénica.
Se aplica bajo guía radiológica (TAC o fluoroscopia) a través del foramen oval, con parámetros típicos de 70 V, 600 s y temperatura ≤ 42 °C.
Los estudios recientes con PRF de alto voltaje demuestran tasas de éxito del 80–90 % y efectos mantenidos durante 6–12 meses, con complicaciones menores al 2 %.
Esto la convierte en una técnica segura, reproducible y con excelente perfil funcional.
“La radiofrecuencia pulsada no destruye el nervio: lo calma, lo desinflama y lo reeduca.”
El avance más relevante es la posibilidad de inyectar terapias biológicas regenerativas por la misma aguja de PRF, combinando neuromodulación eléctrica con reparación celular activa.
Este enfoque potencia el alivio y prolonga el efecto analgésico.
· Derivado de la sangre del propio paciente, incubado para estimular la liberación de IL-1Ra, una proteína antiinflamatoria que bloquea la cascada de citoquinas.
· En series clínicas se ha observado una reducción del dolor del 70 % en 3 semanas y disminución significativa del uso de carbamazepina.
· Efecto antiinflamatorio y neuroprotector, sin eventos adversos relevantes.
· Contiene factores de crecimiento (PDGF, TGF-β, VEGF, IGF-1) que promueven angiogénesis, regeneración axonal y remielinización.
· Al aplicarse tras PRF, potencia la recuperación nerviosa y prolonga el alivio hasta 12 meses.
· Técnica autóloga, segura y biocompatible.
La combinación de PRF de alto voltaje con PRP o suero rico en citoquinas ha mostrado en estudios recientes los mejores resultados globales:
· Eficacia analgésica: 85–95 % de respuesta clínica.
· Complicaciones: menores al 2 %.
· Duración del efecto: 9–18 meses, con signos de regeneración funcional.
Esta evidencia ha desplazado progresivamente a la radiofrecuencia térmica hacia un segundo plano, reservándola para casos excepcionales.
“El tratamiento moderno no destruye el nervio: lo calma, lo nutre y lo regenera.”
· Alivio ≥ 50 % del dolor en más del 90 % de los pacientes tratados.
· Recuperación del sueño, la alimentación y la vida social.
· Reducción del uso de medicación oral y de los efectos secundarios.
· Control clínico a 3 y 6 meses, con posibilidad de repetir la sesión si el dolor reaparece.
· Complicaciones menores: parestesia transitoria o ligera inflamación local.
La Neuralgia del Trigémino ya no implica convivir con el dolor ni someterse a cirugía invasiva.
La combinación de radiofrecuencia pulsada de alto voltaje y terapias regenerativas autólogas (PRP o suero rico en citoquinas) permite controlar el dolor, preservar la función y reparar el nervio afectado, con resultados duraderos y mínima invasión.
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